Creadas en los Estados Unidos en la década de 1990, las Prácticas Colaborativas son un método voluntario, interdisciplinario, no adversarial y extrajudicial de resolución de conflictos, que cuenta con un equipo multidisciplinar.

El equipo multidisciplinar está formado por abogados, profesionales de la salud mental y de las finanzas, garantizando a las partes implicadas en el conflicto orientación y apoyo jurídico, emocional y económico.

Para adherirse a las Prácticas Colaborativas, las partes y los profesionales contratados firman un Término de Participación, que prevé la negociación transparente, la no litigación y el retiro del equipo.

La ley es un parámetro de este proceso, pero no una armadura que determina el resultado.
En las Prácticas Colaborativas, las partes, con base en la legislación vigente y la orientación del equipo, pueden construir un único acuerdo que responda a sus peculiaridades, posibilidades y necesidades específicas.